El concepto de “proyecto sentido” fue acuñado por Marc Frechet, prestigioso psicólogo francés que nació en medio de la Segunda Guerra Mundial.
Frechet fue concebido con la idea de librar a su madre de la cárcel o, al menos, para hacer su estancia en ella más cómoda. Es decir, había una intención explícita en su concepción y eso marcó toda su vida.
La idea de proyecto sentido hace referencia a cómo, desde 9 meses antes de la concepción y hasta los 3 años más o menos, lo que los padres viven, sienten y desean afecta al bebé en camino.
La abuela materna y sus vivencias y opiniones también tiene mucha importancia.
Y te preguntarás por qué:
Cuando tu mamá estaba en el vientre de su mamá, a los 3 meses de gestación, ya se habían creado los ovocitos que darían lugar a los óvulos que tendría a lo largo de toda su vida fértil.
Por tanto, tú estabas también en el vientre de la abuela materna. Lo que ella vivía y sentía, se grabó en mamá y como consecuencia también en ti.
Tipos de proyecto sentido
Hay diferentes tipos de proyecto sentido que se crean en función de los deseos (muchas veces inconscientes) de los padres, por ejemplo:
El hijo de sustitución:
Ha fallecido un bebé o el embarazo no ha llegado a término y se concibe uno nuevo.
En el inconsciente de los padres viene a sustituir y en el inconsciente del bebé se graba esa información.
De ese modo, ese ser no tendrá derecho a vivir su propia vida, sino que deberá vivir la vida que los padres habían programado para el fallecido.
El hijo bastón:
Suele ser el más pequeño, generalmente afecta más a mujeres.
Ha sido concebido con la idea de que “nos cuide cuando seamos mayores”.
Este ser humano, dedicará su vida a hacerse cargo de sus mayores, sin la libertad de volar libre, aún sintiendo que quiere hacerlo.
El programa que carga, a menos que se libere, le impedirá marcharse de casa por la culpa interna que siente.
El solucionador de conflictos:
La pareja no pasa un buen momento y decide tener un hijo, con la idea de que los unirá.
Como consecuencia, la persona se pasa la vida resolviendo los problemas de los demás, postergándose continuamente.
El de continuidad:
El hijo que es concebido con la intención de dar continuidad al negocio familiar.
Nos encontraremos con personas que se ven obligadas a seguir la tradición, en una profesión que detestan la mayoría de las veces.
Como consecuencia, viven vidas sin propósito ni sentido, pero que no pueden defraudar a los padres ni al clan.
El hijo accidente:
Conscientemente no es esperado y cuando llega la noticia, no es bien recibida.
Esta situación generará la herida del rechazo en el bebé y este se pasará la vida oscilando entre “no tengo derecho a vivir” y el ansia de “buscar afecto y reconocimiento” para sentir ese amor que no tuvo a cualquier precio.
El hijo de apoyo a mamá:
Mamá se siente sola y el bebé ha sido concebido con la idea de dar compañía a esta mujer.
Tampoco va a poder vivir su vida en libertad, por la culpa interna si la abandona.
El hijo payaso:
El hijo que ha sido concebido con la idea de “distraer” a la familia de un acontecimiento reciente doloroso o traumático.
Va a ser un niño/niña que hará de “payaso”, intentando divertir siempre a todos y no teniéndose en cuenta a sí mism@.
¿Te sientes identificad@ con alguno de estos casos?
Seguro que sí. Todos, absolutamente todos, tenemos un proyecto sentido. Aunque en algunos casos es positivo, la mayoría de las veces no.
Hay muchos más, pero todos ellos afectan la forma en que afrontamos la vida: la profesión que elegimos, las relaciones de pareja y afectivas. Incluso, cómo reaccionamos ante determinados eventos en nuestras vidas.
En la Escuela Internacional de Péndulo Hebreo se trabaja desde Maestría, con un protocolo en el que liberamos desde el inconsciente todos los patrones heredados, los anhelos de nuestros padres y antepasados.
Te va a permitir recolocarte en la vida, deshacer patrones de conductas, liberar emociones enquistadas y miedos porque con él se modifica la huella energética negativa en ti, liberándola y permitiéndote elegir desde tu ser qué quieres en tu vida desde tu propia consciencia.
¿Te atreves?